El espacio negativo es un elemento compositivo que nos permite reforzar el tema de una imagen.
Consiste en mantener un fondo uniforme, sin elementos distractores, situando el centro de interés en alguna parte de la fotografía. Al mantener este fondo uniforme, la vista se centra en el centro de interés, al igual que si nos hubieramos acercado con el zoom al objeto fotografiado. A la hora de identificar el centro de interés, el cerebro consigue identificar rápidamente cual es el tema de la fotografía, realzando el motivo.
Sin embargo, el alejamiento del elemento central de la imagen, rellenando el resto de la foto de este espacio muerto transmite una información adicional: soledad, aislamiento o calma
Algunas de las imágenes más tipicas donde se utiliza este recurso son, por ejemplo, una planta en medio del desierto o una roca en el mar.
La clave de un uso correcto del espacio negativo es eliminar el fondo de cualquier elemento distractor que pueda atraer la atención del espectador al observar la fotografía, situando el centro de interés en la zona de atención marcada por la regla de los tercios.
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